Creo.
Algo me atraviesa
y necesita volverse materia.
Mi obra explora la naturaleza
como lenguaje divino
y el símbolo como eco del alma.
En cada pieza persigo
el vestigio de lo sagrado.
Puede ser palabra, imagen,
tela, papel, luz.
Todo empieza con un gesto mínimo:
un pájaro en la ventana,
una sombra en el suelo,
una frase al pasar.
Lo atrapo antes de que desaparezca.
Mi obra no busca respuestas,
solo deja huellas.
Y si alguien las encuentra,
que las transforme,
que las haga suyas,
que reinicie el ciclo.
